¿Cómo se fijan los precios de los medicamentos?

¿Puede nuestro sistema sanitario asumir estos precios?

¿Qué soluciones hay?

A día de hoy en España, hay enfermedades para las que sólo si tu estado es muy grave te prescribirán un tratamiento costoso. Para evitar la ruina del sistema sanitario, los Estados establecen estrategias de selección de pacientes autorizados para recibir los medicamentos. De esta forma, de las 475.000 personas que se estima que viven con el virus de la hepatitis C en nuestro país, inicialmente sólo quienes estaban en un estadio avanzado de la enfermedad tenían derecho al tratamiento y podían, por tanto, curarse.

Sin embargo, tras la lucha de las organizaciones de personas afectadas, en 2015 el Ministerio de Sanidad activó un Plan de lucha contra la enfermedad que ha permitido tratar a más de 50.000 pacientes. El coste de cada tratamiento sería de 27.179 € (combinaciones de uno, dos o más fármacos), según el Ministerio de Hacienda, con lo que se habrían pagado un total de 1.358,9 millones de euros por medicamentos para la hepatitis C. (Posteriormente, el gobierno afirmó que tras negociar con la farmacéutica, el precio de adquisición rondaría los 13.000€ por tratamiento, pero es un dato que no ha podido ser confirmado).

¿Qué hace el gobierno?

Las patentes que protegen las innovaciones terapéuticas tienen una validez mínima de 20 años, durante la cual no se puede poner en el mercado ningún genérico a bajo precio. No es un sistema incuestionable; de hecho, es bastante reciente. En España no hubo patentes para productos farmacéuticos hasta los años 90.
El gobierno, sin embargo, no utiliza las herramientas a su disposición para oponerse a esto, como las licencias obligatorias. Este instrumento jurídico permite suspender temporalmente una patente y abrir el mercado a la competencia para producir o importar genéricos, con el objetivo de hacer bajar los precios.
La licencia obligatoria puede utilizarse cuando existen motivos de interés público, como necesidades de salud pública o defensa nacional, o necesidades de abastecimiento nacional que así lo exijan.

¿Qué dice el gobierno?

Sacaremos del vademecum medicamentos de escaso valor terapéutico que se pueden sustituir con alguna cosa natural

(Ana Mato, ex ministra de Sanidad)

Si un medicamento cura, entonces no es un medicamento caro

(Alfonso Alonso, ex ministro de Sanidad)

Tras una intensa presión social liderada por las asociaciones de personas afectadas por la Hepatitis, el gobierno aprobó y puso en marcha en 2015 el Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C, que ha permitido tratar a 53.704 personas.
Eso sí, desde la aprobación del Plan Estratégico en enero de 2014 y su inicio efectivo, en abril de 2015, se estima que más de 4.000 personas perdieron la oportunidad de sobrevivir, según la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C. Hay que tener en cuenta además que se calcula que en España hay alrededor de 475.000 personas con hepatitis C, aunque solo un tercio está diagnosticada.
Según IS Global, el coste real de los nuevos tratamientos para la hepatitis C podría ser de unos 300€ por paciente o 600€ con una combinación de dos fármacos. Es decir, el coste total para el sistema de salud debería haber supuesto en torno a los 30 millones de euros en lugar de los 1.358,9 millones que han pagado (un 4.529% más). ¿Seguirá pensando el exministro Alonso que no es un precio caro?